A veces pensamos que la relación de pareja es la suma de quienes la conforman. Es decir, que lo que yo soy se suma a lo que es mi pareja y, por tanto, si ambos tenemos cosas buenas por separado, el conjunto también lo será.
Pero la realidad es que la relación es un ente independiente, es un tercero que se construye con lo que vamos depositando cada miembro de la pareja. El hecho de ir depositando ahí emociones, sentimientos, propuestas o gestos es muy importante. La relación no se alimenta del vacío o la ausencia.
Es como una planta que no se riega. Si la relación no se nutre con lo que van depositando ambos miembros de la pareja a lo largo de su historia, acabará muriendo. Tal y como dijo Caille (1992) ‘’uno más uno son tres: tú, yo y la relación’’, siendo la relación otro protagonista activo.
El amor y la monotonía
Cuando llevamos un tiempo con nuestra pareja aparece un enemigo muy cotidiano: la monotonía. Esta se caracteriza por la tendencia a no cuidar los detalles y dar las cosas por supuesto. Aparecen los »no hace falta que se lo diga porque él/ella ya lo sabe» o »seguro que no le va a importar porque me quiere».
Esto son ideas equívocas que perjudican la evolución de la pareja seriamente. El amor nunca da las cosas por sentadas y, aunque tengamos una relación madura, pueden surgir dudas, malentendidos y lo que es peor… aburrimiento y hastío si no prestamos atención al día a día de la relación.
Mantener el amor con los detalles del comienzo
Es importante cuidar los detalles como lo hacíamos al inicio. Según confirma Gottman en su estudio sobre parejas felices, las parejas que permanecen juntas de forma satisfactoria son aquellas que, pese a los puntos de desencuentro, perciben un balance positivo de la relación. Es decir, aunque hayamos pasado la fase de enamoramiento inicial y veamos a nuestra pareja de forma realista, nuestra percepción de lo que recibimos de la relación es positivo.
Por ello es tan importante cuidar la relación:
- Crear un espacio de intimidad en la pareja. El contacto físico, en sentido amplio (no solo sexual), es uno de los elementos que generan conexión en la relación: un abrazo, un masaje, un beso, etc. son diferentes formas de generar esta conexión.
- Una palabra cariñosa, un gesto, la pregunta genuina de cómo ha ido hoy el día… Todas esas cosas que naturalmente fluían al inicio de la relación cuando intentábamos conquistar al otro y que poco a poco, en algunos casos, las parejas vamos considerando algo no necesario o que ya no nos sale.
- Una sorpresa inesperada que suponga un pequeño gesto que le dé a entender a la otra persona nos importa siempre es una buena opción.
Conclusiones
No nos engañemos, si queremos que nuestra relación sea satisfactoria no tenemos que hacer grandes golpes de efecto en momentos puntuales. Lo importante es que cuidemos el día a día y que la sensación de unión, complicidad e intimidad de la pareja permanezca a lo largo del tiempo.
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