El mundo de las emociones y las relaciones humanas es difícil de comprender, pero es importante entenderlo para que las consecuencias de equivocarnos no nos afecten tan negativamente en nuestra vida ni en nuestras relaciones interpersonales. Esto pasa en el amor y la dependencia emocional.

¿Qué es la dependencia emocional?

No, no te confundas: amor y dependencia no son sinónimos, ni siquiera van de la mano. La dependencia emocional no es un acto de amor, cercanía y generosidad con tu pareja, sino una conducta donde prima la necesidad de calmar mi propia inseguridad a través del otro.

La frase tan escuchada de: Te quiero tanto que no puedo estar sin ti podríamos traducirla en: Me quiero tan poco que necesito que tú me demuestres que me quieres de forma continua e incondicional para sentirme mejor conmigo mismo/ a…

Desgraciadamente, los mitos acerca de las relaciones de pareja han hecho mucho daño y generan falsas expectativas sobre el amor sano y saludable.

La búsqueda de mi “media naranja” sin la que no me siento una persona completa es uno de tantos estereotipos que generan una imagen de la relación basada en la dependencia. En esta situación, el bienestar depende por completo de la mirada de mi pareja. Esa dependencia emocional se vive como si ambos estuvieran “atados emocionalmente”, sin espacio para la individualidad y con angustia y sensación de “atrapamiento” para ambos miembros de la pareja.

Dependencia emocional

La dependencia emocional puede afectar a cualquiera

La dependencia emocional afecta igualmente a hombres y a mujeres y no está relacionada con la fortaleza de la relación de pareja (“nos queremos mucho y por eso nos necesitamos tanto…”), sino que tiene mucho que ver con carencias en nuestra propia autoestima y el miedo al abandono.

Sería algo así como: yo no soy capaz de hacerme cargo de mi propio bienestar, mi autoestima está dañada, no encuentro lo que necesito en mí para sentirme bien conmigo mismo, y lo que hago es “pedirle al otro” que cuide de mí, depositando en él/ella toda la responsabilidad de hacerme sentir bien o mal. Espero una atención infinita e incondicional, que nunca llegará a satisfacerme, y me hará vivir en un sinfín de dudas y preocupaciones, porque no recibo lo suficiente de mi pareja.

¿Es la dependencia emocional una cuestión de autoestima?

¿Por qué esta inseguridad? ¿Por qué lo que hago por la otra persona nunca le parece suficiente? Debes entender que no está relacionado con lo que tu pareja hace por ti. Tiene que ver con la autoestima y con cómo nos hemos relacionado en nuestra infancia con nuestras figuras vinculares, ya sea por exceso (al vivir en un entorno de hiperprotección) o por defecto (si lo que hemos sentido es una desatención emocional de quien debía asumir la responsabilidad de cuidarte entonces).

Ambas situaciones tienen efectos directos sobre la seguridad que sentimos en nosotros mismos (y eso es algo que nuestra pareja no puede solucionar). La pareja sumará para que nuestro nivel de plenitud pueda ser mayor si nos relacionamos de forma saludable y fomentando la autonomía en la relación. Es decir, mi pareja será un complemento que aportará mayor bienestar a mi vida, pero nunca podrá cubrir la inseguridad que una baja autoestima nos provoca individualmente.

Dependencia emocional

Conclusiones

Así que, si sientes que tiendes a relacionarte de forma dependiente con tu pareja, te animamos a que trabajes tu autoestima. Este es un tema más tuyo que de la relación. Identificar esto te ayudará a entender mejor por qué funcionas así, a cambiar patrones de comportamiento, a sentirte mejor contigo mismo y a construir una relación más sana.

WeFeel puede ser una de las herramientas que puedas utilizar en el camino para trabajar en esa dependencia emocional. Ahora que ya sabes en qué consiste, ¿cómo crees que te relacionas tú?